Este proyecto parte de una idea de casa que trasciende lo geométrico. No como forma cerrada, sino como espacio vivido: un conjunto de habitaciones que cambian con el tiempo y con la intensidad de las actividades que las atraviesan. Frente a un encargo de vivienda social, pensamos en la casa no como refugio pasivo, sino como estructura activa: un lugar para reorganizar, restaurar y recomponer. El concepto de collage permite construir relaciones entre fragmentos —habitaciones, patios, espacios colectivos— que se entrelazan no por orden formal, sino por el uso y la participación activa de quienes los habitan. La Casa Collage propone una transición entre lo privado y lo colectivo, entre la escala doméstica y la ciudad. El proyecto incorpora lo preexistente no como fondo, sino como parte del tejido: una base porosa de usos mixtos, fachadas abiertas hacia la plaza, cubiertas ligeras que respetan su entorno. Más que un conjunto, se plantea como un hábitat compartido. No define los límites: los deja abiertos para que sean los propios habitantes quienes los construyan.